Cuando te invoco, tu me atiendes,
oh Dios de mi justicia,
en la angustia me alivias;
ten piedad, escucha mi oración.
vosotros, hombres,
¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis vanidad y buscaréis mentira?
Sabeis que el señor distingue al que le es fiel,
el señor me escucha cuando yo le invoco.
Temblad y no pequéis;
meditad en silencio en vuestro lecho.
Ofreced sacrificios de justicia
y tened confianza en el señor.
Me acuesto en paz y enseguida me duermo,
pues tú solo, señor, me haces vivir tranquilo.
Si Dios conmigo, quién contra mí?
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